miércoles, 25 de abril de 2012

Sueños de papel


Viaje al corazón de una oficina.

             Sueños de papel 

Cada oficina es un mundo y cada escritorio un planeta, en esta suena Oasis de fondo,  la jefa se entretiene escribiendo mensajes de texto en su celular, que probablemente contengan alguna  banalidad según  muestra su risueña expresión en el rostro. Las manos de los jóvenes trabajadores se mueven apresuradamente y los tipeos se adueñan del poco silencio que podía quedar en el ambiente.
Papeles, lapiceras, abrochadoras, adornos de once, papelitos, vasos de plástico y más papeles inservibles llenan los escritorios de desorden y formalidad a la vez. No importa que hagan, pero si en la oficina hay papeles desprolijos por todos lados está bien, eso quiere decir que están trabajando.
Afuera, la radio pasillo está encendida y en su momento de mayor audiencia, todos comentan fervientemente la noticia de la semana, en este caso es que Fulanita anda con Fulanazo y todo esto sin que Susanita se entere. Ahora toda la empresa, menos Susanita, sabe que la buena pirateada que se mandó Fulanazo le va a valer un buen ascenso, porque Fulanita es la nueva directora del departamento de Santos chamuyos y perejiles, puesto muy cotizado dentro de la compañía.
Por la puerta ingresa alguien de traje, un señor muy importante, o eso parece ser porque quienes simulaban estar muy concentrados en sus monitores esbozan una sonrisa que nadie se cree  y van atentamente hasta el para saludarlo cálidamente.
El intenso aroma a café barato se respira por todo el edificio, los pequeños vasos blancos se multiplican y pintan de pie a cabezas el esfuerzo que los oficinistas hacen para mantener sus ojos abiertos. Por si la monotonía de las paredes blancas, los monitores y los escritorios fuera poca, los múltiples calendarios esparcidos a lo largo y a lo ancho del tiempo confirman que el tiempo se congela y los días  no pasan. 
Son las 12 del mediodía y comienza el desfile de personal hacia el comedor. El menú del día, además de carne al horno, incluye seguir charlando de la tan divertida temática laboral porque, aunque no haya mucho para hacer, en el horario de almuerzo hay que seguir hablando de trabajo.
Con la panza llena, la tarde es una siesta total. Nadie se esfuerza por ocultar la pachorra que genera una suculenta comida, excepto Gerardo, que es el empleado del mes desde hace 5 períodos y no quiere perder por nada del mundo semejante premio, entonces corre para todos lados sin saber a quién ni por qué.
Pero a las 17:45, 15 minutos antes de que cierre la empresa, todos parecen estar desbordados de ocupaciones, entonces los jefes se dan cuenta que tienen empleados tan pero tan aplicados que se quedan hasta 20 minutos terminado su horario laboral y sin reclamar pago de horas extras.
 Se va acabando la jornada, las caras cambian cuando se acercan hacia la puerta. Una vez afuera, cada uno abandona su personaje, vuelve a darse cuenta de que atrás de esas paredes hay un montón de cosas para disfrutar y que hay un mundo que sigue girando más allá de los escritorios, los papeles y los monitores.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Agradecimientos

Estos 7 días de inspiración, aprendizaje, cultivación interior descanso y felicidad hubiesen sido imposibles sin las personas que me acompañaron y me ayudaron.
Quiero agradecer a las siguientes personas:
 En primer término a Elita, por traerme la posibilidad de viajar y preocuparse en todo momento para combinar el encuentro sorteando todas las complicaciones que se dieron en el camino. Nunca me voy a olvidar de lo que hiciste por mí, sin vos esta crónica y todo lo que viví en ella hubiese sido imposible.
 A Ambrosia y toda su familia: Por abrirnos la puerta de su casa desinteresadamente, por darnos todo su amor, por enseñarnos conocimientos que ningún libro nos podría haber dejado. Por dejarnos conocerlos, por no tener ningún tipo de prejuicio con nosotros y por demostrar que se puede seguir luchando aún en las circunstancias más complicadas.
A Juani por compartir charlas inigualables y demostrarme que la química entre las personas puede generar cosas increíbles. Por hacerme reír con sus maravillosas anécdotas y escucharme en esos momentos que uno necesita desahogo. Un gusto enorme haberlo conocido  .
Al chileno , a Pablo  a Agus , a  los chicos de Psico y a todos los que participaron de las guitarreadas . Me hicieron cumplir un sueño como músico. Compartir esas improvisaciones interminables y esas largas noches musicales hizo mucho más especial este viaje.
A Colombia por registrar cada momento que sin dudas nos sentiremos orgullosos de ver cuando veamos el trabajo plasmado en video.
A todos los chicos de Medicina, que me incluyeron en el grupo como uno más. Que compartieron momentos irrepetibles conmigo.
A Todos los organizadores de la pasantía, tanto en Buenos Aires  como en Formosa, que se esforzaron mucho para que cada   momento sea perfecto.
  Y obviamente al MOCAFOR!!!

Aquí se respira lucha, última parte.

Con secundario completo o no los jóvenes de allí tienen muchos conocimientos. Sin duda sus saberes se adaptan a sus necesidades. Di cuenta de esto al verlo a Mauricio, niño de 8 años, sentado en el techo observando el cielo para determinar si se largaría a llover o no. Ya que en caso de que la tormenta comience debía cubrir el techo con bolsas de nylon para que el agua no ingrese dentro de su hogar y arruine sus pertenencias, como ya había ocurrido meses atrás.
También tienen claras tareas como desplumar y carnear animales, construir gallineros y recoger cualquier verdura que la tierra deje. De todos modos no se alejan aquí tampoco de su interés en el fútbol. El césped de la canchita de la colonia se encuentra muy buen cuidado a pesar de que sufre constantemente los apasionados pisotones de niños y adultos que comparten el juego sin distinción.
Es invierno, pero el frío no se siente de día, por el contrario el calor se refleja en los torsos desnudos de los hombres. Por la noche refresca, pero sin tanta intensidad. Nuestras carpas instaladas en el patio de la casa persisten permanentemente las arremetidas del viento.
Mi guitarra me mira de reojo cuando comienzo a caminar y no la llevo. Es por eso que me acompaña casi tan indispensablemente como el “OFF” y la ropa que siempre hay que llevar puesta. De todos modos en ninguna ocasión me arrepentiré de haberla llevado. Me hará vivir momentos musicales sublimes junto a un gran grupo de personas que supo apreciar cada acorde que desprendió de mi instrumento y cada canto que salió de mi boca. Tres y hasta cuatro horas era poco algunas veces, no había repertorio que baste: Rock, chacarera, carnavalito, baladas y blues. Todos los estilos fueron abarcados.
No hay nada más bello para un músico que ver a la gente disfrutar de su arte. Y en este viaje me tocó además compartir mis acordes con un grupo de porteños y porteñas que bajo las órdenes de una niña formoseña armaron coreografías para todos y cada uno de los ritmos. Lo particular de la situación fue como la niñita de apenas 8 años comandaba los bailes con total conocimiento de todos los pasos, explicándolos uno por uno y dirigiendo al resto de los bailarines como si fuera la directora de una orquesta.
La rutina de la ciudad desaparece por completo aquí. Todo es distinto a lo que haces en tu hogar. Desde que te levantás y desayunás un pomelo que sacás de la planta que tenés enfrente tuyo, hasta descansar en una bolsa de dormir en lugar de tu habitual colchón. En vez de prender la tele, jugás a las cartas. No abrís la canilla de la ducha, te mojas con el agua que contiene una palangana. No apagás la luz antes de irte a dormir, desactivas la linterna del celular.
Entonces es imposible no plantearse en algún momento del viaje la profunda desigualdad que aún existe entre un niño nacido en un barrio bien de Buenos Aires y uno que crece en un pueblito de Formosa. Lo injusto de la vida que no da oportunidades por igual a todas las personas. Que a veces no provee los mínimos derechos que debería tener cualquier persona al nacer.
Por las tardes, entre mate y mate el silencio predomina. Los formoseños son callados y a veces uno se siente gustoso de compartir ese momento. De bajar las revoluciones para pronunciar solo las palabras mejores que el silencio. Aquí conocen mejor que en cualquier lado ese concepto, aún sin haber leído al gran maestro Eduardo Galeano.
Ambrosia prepara el almuerzo mientras cuida de su hija. Su marido la llama por teléfono y le dice que está ansioso de verla y que ni bien pueda vuelve. Ella desea más que nada tenerlo a su lado, pero la situación económica de su hogar los obliga a vivir así.
 Preparo la mesa y me detengo a pensar que hace 5 días que no leo diarios, no miro televisión ni escucho radio. Sin embargo siento que nunca en mi vida estuve más empapado de realidad. Mientras en Buenos Aires las banalidades ocupaban un dominante espacio en los medios de comunicación, yo estaba allá comiendo con Ambrosia y sus hijos. Compartiendo momentos con ellos, tocando canciones que escuchan atentamente, viendo como trabajan, como luchan, como se organizan. Conociendo esa otra realidad que nadie te muestra.  
Desarmamos las carpas y  preparamos las mochilas para emprender el regreso a casa. Siento un vacío enorme. Doy cuenta de la desazón general. Sacamos algunas fotos todos juntos antes de partir para materializar el momento.
 Ambrosia con los ojos brillosos al borde de dejar escapar una lágrima, nos pide que volvamos y repite una y otra vez que esa es nuestra casa y que siempre vamos a tener un lugar allí. Nuestra presencia fue importante para ellos, el sentimiento es recíproco. Será imposible borrar de mi memoria ese rostro emocionado. El rostro de una heroína sin capa ni espada pero que todos los días se levanta con más fuerza para luchar por todos los suyos.

domingo, 14 de agosto de 2011

Aquí se respira lucha - Segunda Parte

Los mates, el tereré, las tortas fritas y el jugo de pomelo son moneda corriente en la casa de Ambrosia. También la amabilidad, la solidaridad, la hospitalidad y el respeto. Ella y su familia comparten todo lo que tienen, y hasta lo que no poseen.
En cada almuerzo demuestran lo desprendidos que son, de hecho en 3 de las 4 comidas que compartimos durante nuestra estadía sacrificaron un animal para agasajarnos. Siendo el último un cerdo, dato no menor teniendo en cuenta que solo tenían dos y sus destinos ya estaban predispuestos para ocasiones especiales. Aún así privilegiaron compartir esa pequeña gran riqueza con nosotros y preparan un impresionante banquete para el último día, con el cerdo asado como plato principal. La carne más tierna que probé en mi vida, con apenas presionar con el tenedor alcanzaba para conseguir un corte perfecto.
Un gallo y varias gallinas pasean con total naturalidad por la cocina. De a momentos parecen ser como cualquier integrante de la familia. A pesar de que sus destinos inevitablemente serán formar parte de algún plato de comida.
El marido de Ambrosia trabaja de obrero en el rubro de la construcción en Formosa capital. Ella debe hacerse cargo de todas las tareas del hogar, y ahora además de la beba. Trabaja muy duro y no pierde el espíritu crítico al hablar de la difícil situación que están atravesando los habitantes de la colonia a causa de las presiones gubernamentales para cultivar soja y algodón transgénico.
Las pruebas sobre las consecuencias que traen dichas cosechas ya están a la vista. No solo en los suelos desgastados, sino  también en un bebé que nació hace apenas algunos meses con graves problemas congénitos.
Las fumigaciones con glifosato no se detienen ,y más aún, se multiplican a lo largo y ancho de toda la colonia. El glifosato es un herbicida que fue calificado por la Organización Mundial de la Salud como altamente tóxico para para exposición oral, dermal e inhalación.
A la hora de hacer negocios las autoridades no se detienen a pensar en el riesgo que estos pueden traer al medio ambiente y a los propios pobladores. Monsanto es una empresa multinacional y multimillonaria que produce herbicidas y semillas genéticamente modificadas. Se ha ocupado de monopolizar el mercado agrónomo mundial con productos que no pasan las pruebas mínimas de sanidad, y aquí en la Argentina encontró a Insfrán como un socio perfecto.   
Al gobernador de la provincia no le interesa asfaltar las calles que llevan al pueblo. Tampoco le preocupa demasiado el hecho de que la salita de primeros auxilios no esté disponible ni en horarios nocturnos ni los fines de semana. En la colonia loma de Sené hay que elegir bien cuando enfermarse; porque el hospital más cercano es el de Pirané que está a más de 40 kilómetros de distancia, y la inexistencia de medios de transporte públicos dificultan aún más su acceso.
Si bien la asignación universal por hijo ha  mejorado de alguna manera la situación económica de muchos campesinos, la falta de trabajo sigue siendo un problema que ataca a los jóvenes. Quienes ante la falta de posibilidades y el esfuerzo que sus padres deben realizar para mandarlos al colegio pierden la motivación para terminar sus estudios.
Formosa es la provincia más pobre de Argentina, el 17% de sus pobladores está por debajo de la línea de la indigencia y el 45% de la de pobreza. La mayor fuente de empleo es el estado que cuenta con 70mil empleados y más de 40 mil beneficiarios de planes sociales. Puede allí estar la explicación de las interminables reelecciones de un gobernador que explota al máximo los recursos del estado para llevar adelante una política clientelar con los ciudadanos. “ Acá si no estás con Gildo, no te dan nada”, explica un campesino opositor de la zona sobre las maniobras del gobernador Insfrán.

viernes, 12 de agosto de 2011

Aquí se respira lucha - Primera parte.



Llegamos a Colonia Loma Sené, donde se formó el Movimiento de campesinos de Formosa(MOCAFOR). El MOCAFOR  es una organización que crearon los campesinos formoseños para llevar adelante sus reclamos en base a las necesidades que tienen en la zona y poder resistir de alguna forma los violentos avances del autoritario Gobernador de la Provincia.
La Colonia es extensa, pero habitada por pocas familias. Aquí hablar de la casa de un vecino puede significar kilómetros de distancia. Sus caminos son de tierra y no tienen ninguna iluminación más allá de la que el sol irradia por las tardes.  Un almacén y una salita de primeros auxilios rompen la hegemonía de los hogares.
Somos un grupo de 100 estudiantes de las distintas universidades de Buenos Aires en busca de conocer a estas comunidades. Entonces nos dividimos en pequeños grupos de 6 personas para ser alojados por las familias campesinas.
Si bien muchos de nosotros comenzamos a conocernos en este viaje podemos establecer una conexión particular. No cualquiera encara un viaje a la provincia más pobre del país que además carece de cualquier tipo de paisaje turístico. Es que vamos allí por motivos más profundos y creo que por eso nos relacionamos de un modo fluido entre todos. Porque si bien nuestras visiones son distintas, tenemos un interés muy profundo en conocer los distintos aspectos de estas culturas, y eso nos une.
Es por eso que aquí, bajo la estrellada noche formoseña, puedo tener conversaciones extraordinarias con personas que recién estoy conociendo. Entonces recuerdo lo extraño de la situación, de estar en un lugar totalmente alejado de mi hogar, y de cualquier ciudad más o menos poblada, con más de 100 personas que no conozco. Pero todo esto pasa desapercibido casi todo el tiempo, solo me percato en momentos de profunda reflexión.
Yo, el único estudiante de periodismo, junto a Juan,Eliana,Ivana,Danilo y Norberto, los cinco estudiantes de medicina, tenemos como destino para pasar los próximos 4 días  la casa de Ambrosia.
Ella participa del movimiento desde su creación. Tiene seis hijos, entre ellos una beba de un mes llamada Larissa. Mauricio y Enzo, sus otros hijos que se encuentran viviendo bajo el mismo techo, no alejan su atención un segundo de la nueva integrante de la familia. Disfrutan a cada momento el simple hecho de amacar su cuna.
La casa es muy bonita a pesar de ser humilde. Tiene una extensa entrada de tierra y pasto. En ella hay a la derecha un clásico aljibe que cualquier película antigua puede retratar de un modo perfecto y a la izquierda una hermosa laguna que cuatro patos blancos y negros decoran como si fuese una postal.
Por dentro es pequeña, apenas una habitación y una cocina, que también hace las veces de comedor, se encuentran cubiertas por un precario techo de paja que hace base en extenso palo que cae justo en el medio del ambiente. Atrás están el gallinero, casi a la intemperie, y un baño hecho de ladrillos ,que no tiene puerta, totalmente aislado del resto de la construcción.
No hay instalación de agua, para conseguirla debe buscarse en un tanque y esta tampoco abunda. Por eso su uso debe manejarse de un modo muy criterioso y austero. Para bañarse calientan con el fuego de las leñas la mitad de una olla, que posteriormente mezclarán con agua fría para obtener una temperatura adecuada.
Tampoco hay gas, entonces un pequeño horno eléctrico y nuevamente maderitas y demás materiales combustibles sirven para cocinar los distintos alimentos. La electricidad no sobra, la iluminación es la mínima indispensable y solo hay tres tomas proveedores de energía.

domingo, 24 de julio de 2011

Primera parada: Pirané, Formosa.

Bajo las escaleras del micro. Por fin salgo del  vehículo y me acerco a la parte trasera del mismo. Mientras retiro mi mochila ya respiro otro aire. Es que estoy en Pirané, Formosa. Con mi guitarra y todo mi equipaje comienzo a caminar buscando un lugar donde hospedarme. Mis zapatillas rápidamente se contagian el marrón de la tierra que hace de carretera por estos pagos.
Son las 9 de la mañana y la avenida principal está prácticamente desierta. Sigo caminando. En la tercer esquina hacia la izquierda de la terminal hay un semáforo, que dos motociclistas respetan rajatabla a pesar de que no hay tránsito a la vista. La paz del sitio es inmutable. El único sonido audible es la pequeñez de la brisa.
La sombra de una extensa arboleda cubre el paisaje de las calles de Pirané. Las vías de un tren que ya no existe pintan la realidad de un pueblo que cambió. Se pueden observar al menos dos locales vacíos por cuadra, donde evidentemente en algún momento funcionaron comercios. Se hace difícil encontrar un kiosco o un almacén, no pasa lo mismo con las iglesias, hay cinco en menos de diez cuadras. Los carteles de Insfrán, actual gobernador que además ejerce el poder en la provincia desde 1995, aparecen en cada una de las pintorescas plazas que son abundantes en el pueblo.


Mientras camino me doy cuenta que llamo la atención de los pueblerinos, parecen no estar acostumbrados a recibir turistas. Intento entablar conversaciones con algunos pero son bastante callados, responden amablemente pero con oraciones cortas a cualquier pregunta. Los policías parecen igual de prepotente que en los demás rincones de la Argentina o quizás más. Al menos eso me hicieron sentir en el único cruce que tuve con ellos.
 El clima es agradable, un calor que no es para nada asfixiante. El sol ilumina los monumentos que hay a distintos próceres en diversos puntos del pueblo. Pirané no tiene paisajes llamativos, pero tiene particularidades para conocer en su gente en sus casas en sus iglesias y en cada rincón de tierra.   
                                        

domingo, 17 de julio de 2011

El comienzo de mi viaje...

 Desde que un click cambia tu cabeza, desde que un sueño traza tu ruta, desde que decidís juntar cada centavo para hacerlo, ahí empezas a viajar, ahí empieza un viaje. La línea D del subte porteño es el comienzo del mio. Allí con mi amigo y compañero de  numerosas aventuras, Jeremías, o el colo ,como le decimos sus amigos, recorremos a pura guitarreada y canto la Ciudad de Buenos Aires. Vivimos de eso , de tocar canciones , de generar sonrisas y de pasar la gorra. Es indescriptible la alegría que emanan las personas. Así como la risa se contagia fácilmente, la energía positiva fluye de una manera impresionante.
Abandonar la rutina esquemática del trabajo de oficina es un paso difícil de dar, pero sumamente necesario para muchas personas. La vida es distinta cuando uno maneja su viaje y explora la verdadera libertad.
Una tarde en el subte es una tarde de trabajo,  pero también  de estudio porque cada canción que interpreto estoy aprendiendo algo o refrescando un conocimiento que ya tenía. Es además  diversión, pues como no disfrutar de las cosas que nos encanta hacer en la vida: Tocar música y conocer personas.
La magia de conocer personas es la magia de conocer el mundo,  cada individuo es distinto y cuando nos relacionamos con la gente de a poco  nos estamos interiorizando sobre que es realmente la humanidad. No deja uno de sorprenderse en lo variable que son las distintas personalidades. Mi pequeño universo  se agranda de a poquito cada vez que adquiero una experiencia, cada vez que conozco un sitio nuevo, cada vez que descubro un mundo.
Cierro los ojos a veces mientras canto. Voy imaginando los distintos paisajes que próximamente visitaré. Los abro y me encuentro nuevamente en un vagón bajo el suelo rodeado de un par de luces artificiales y personas vestidas de traje, pero estoy contento de estar ahí. Soy feliz así, tal cual como estoy.
Al lado siempre lo tengo a el colo, un personaje especialmente particular que me encargaré describir más tarde .Los dos siempre estamos con camisas de colores, al mejor estilo hawaiano. Llevamos inevitablemente un carrito azul que utilizamos para desplazar de manera cómoda el amplificador en el que enchufamos nuestras guitarras y un micrófono.  Siempre nos acompaña una  inmensa alegría que intentamos contagiar a todos los pasajeros del subte, a  los choferes, y básicamente a cualquier persona que crucemos.
El subte es un gran termómetro social. Viajan en el personas de todas las edades y clases sociales: Obreros, oficinistas, estudiantes, empresarios y desocupados. Es inevitable utilizarlo por más auto importado que se posea, pues el tráfico en Capital Federal indica que un viaje en subte es mucho más rápido que uno en auto, y los tiempos en la ciudad son tiranos.
 Entonces ahí se juntan, la clase alta con la media y baja y los jóvenes y adultos con los ancianos. Quizás sirva para darse cuenta que no somos tan distintos. Que, a pesar de las diferencias,  compartimos gustos, intereses, costumbres, gestos culturales, utopías, idioma y hasta una bandera que nos engloba a todos. Difícil es a menudo reflexionar. Vernos cerca los unos a los otros.